Tánger fue el viaje que no planeamos del todo… y por eso nos sorprendió aún más. Hoy te llevo conmigo a descubrir Qué ver en Tánger en 2 días, y porqué será esa ciudad que sorprende desde el minuto uno.

Hay ciudades que se entienden con mapas, y otras que se comprenden solo con los pies.
Tánger pertenece a este segundo grupo.

Llegamos con una lista corta de “imprescindibles”, pero bastaron unas horas para que nos rindiéramos al caos amable de sus calles. Dejamos el guion en la maleta, y empezamos a vivir la ciudad como se vive un sueño: sin saber muy bien qué hora es, sin prisas, con los sentidos abiertos.

Si estás buscando qué ver en Tánger en 2 días, aquí te comparto no solo los lugares que visitamos, sino también las historias que los envuelven, el espíritu que los habita. Porque Tánger no es un checklist. Es una ciudad para dejarse llevar.

Por cierto, si necesitas gestionar transporte para tu llegada/salida de la ciudad, aquí te dejo esta información. Nosotros por ejemplo tuvimos que reservar taxi para la mañana de la salida, pues nuestro vuelo salía super temprano…y necesitábamos tener confianza en que íbamos a llegar a una hora prudente y sin sobresaltos.

🌊 Una ciudad en cruce de mundos

Tánger huele a mar y a menta, a cuero recién trabajado y a pan caliente. Es una ciudad de frontera, un puente entre África y Europa, entre el Atlántico y el Mediterráneo, entre lo antiguo y lo moderno.

Aquí te dejo información sobre una VISITA GUIADA A TÁNGER, con un precio muy económico y que te podrá ayudar a saber cómo moverte por esta ciudad.

Durante siglos fue puerto internacional, tierra de espías, escritores, artistas. Paul Bowles, William Burroughs, Tennessee Williams, Jean Genet… Todos pasaron por aquí. Algunos se quedaron. Otros solo vinieron a perderse un rato. Y es que Tánger es una ciudad que acoge, pero nunca se deja atrapar del todo.

🧱 La medina: el corazón que late

Empezamos el artículo de qué ver en Tánger, por donde todo comienza: la medina. Un laberinto blanco de casas encaladas, puertas verdes, ventanas que susurran historias. No hay que intentar entenderla. Solo caminar. Escuchar. Mirar.

Aquí, el tiempo tiene otra lógica. Puedes cruzarte con una cabra, una vespa, un vendedor de dátiles y un turista despistado en el mismo callejón. Y entre el bullicio, la belleza aparece de pronto: una verja de hierro forjado, un mosaico olvidado, un gato dormido al sol.

Dicho esto, indicarte que la mejor recomendación que puedo darte de alojamiento es quedarte en la Medina. Hay Riads que son una delicia, además de la autenticidad que supone. La oferta es muy variada. Nosotros por ejemplo nos quedamos en el Riad Tinguis, y la verdad es que muy confortable, a un paso de todo, y un desayuno que es de película!!!!!!

🏰 La Kasbah: en lo alto de la historia

En lo más alto de la medina, la Kasbah ofrece una pausa. Es una antigua fortaleza construida por los sultanes para proteger la ciudad. Desde sus muros, las vistas al mar son infinitas. A un lado, las aguas del Estrecho. Al otro, los tejados encalados que se amontonan como nubes y es otra de los imprescindible de qué ver en Tánger.

Dentro de la Kasbah está el Museo de las Culturas Mediterráneas, ubicado en el antiguo palacio del sultán Dar el-Makhzen. El edificio en sí ya vale la visita: patios andalusíes, columnas talladas, fuentes silenciosas. En su interior, piezas arqueológicas, cerámicas, joyas y textiles que narran siglos de mestizaje.

NOTA: en la ciudad dispones de Autobús turístico para recorrerla. Aquí te dejo información.

🪔 Los zocos: el arte del desorden

Los zocos de Tánger no son solo mercados. Son pequeños teatros donde se representa la vida cotidiana. El Zoco Grande (Souk Dakhel) y el Zoco Chico (Souk Barra) están conectados por callejuelas que serpentean entre tiendas, teterías y talleres de artesanía.

Aquí todo se negocia, pero también se conversa. Aprendimos que regatear no es solo cuestión de precio, sino de respeto, de humor, de juego. Y entre un puesto de alfombras y otro de especias, te encuentras comprando un frasco de perfume que olerás años después y te devolverá a este momento.

☕ Café Hafa: poesía sobre el acantilado

Hay lugares donde el tiempo se detiene. El Café Hafa, abierto desde 1921, es uno de ellos. Sus terrazas escalonadas cuelgan sobre el mar, y desde cada mesa puedes ver el estrecho, los barcos que cruzan a Europa, las gaviotas que danzan con el viento.

Aquí no hace falta hacer nada. Solo estar. Escuchar a los jóvenes tocar el laúd, o a los mayores discutir en árabe y francés, mientras el té con menta llega humeante.

🌊 Las grutas de Hércules: entre mito y océano

A unos 14 kilómetros del centro, las Grutas de Hércules nos recuerdan que Tánger también es naturaleza, leyenda, océano. Según el mito, fue aquí donde descansó Hércules tras separar África de Europa. La entrada natural de la cueva dibuja, desde dentro, el contorno del continente africano.

En días de marea alta, el agua golpea con fuerza y la luz entra filtrada, azulada, como una postal onírica. Es un lugar turístico, sí, pero no por eso pierde su magia.

Aquí te dejo información de una excusión a Cabo Espartel y Asilah, con visita a las grutas de Hércules.

🐾 Los gatos de Tánger: guardianes invisibles

Una mención aparte merecen los gatos de Tánger. Están por todas partes: en las escaleras, en las plazas, en los alféizares. Son parte del alma de la ciudad. Tranquilos, majestuosos, observadores. Algunos se dejan acariciar. Otros simplemente te miran, como si supieran más de ti que tú misma.

🛁 El ritual del hamam: cuidarse sin prisa

Una de las experiencias más auténticas fue entrar a un hamam tradicional. Agua caliente, vapor, exfoliación con guante negro, y después el aceite perfumado. Salimos ligeras, nuevas. El cuerpo agradecido, la mente en calma.

Si nunca lo has probado, atrévete. No es solo higiene. Es cuidado, es pausa, es cultura viva. Haman, exfoliación y masaje con aceites esenciales, 50 € persona.

Aquí te dejo otra opción donde el tema de ir en pareja es más fácil de gestionar, porque muchos son locales, son casi todos para uso exclusivo de mujeres / hombres. El Haman es este, y tienes opciones desde 25 €

🍊 Tánger también se come

A parte de qué ver en Tánger, a nosotros sabéis que si hay algo que nos gusta es comer y en Tánger se come bien, se come lento, se come con los sentidos. Tajines humeantes, couscous de verduras, panes planos que crujen entre los dedos, dátiles dulces como besos acompañados de un zumo de naranja exquisito. Y el té, claro. Siempre el té, que no es solo bebida, es gesto, es bienvenida.

Comer en esta ciudad es una delicia, así que no te pierdas este maravilloso TOUR GASTRONÓMICO POR TÁNGER. Ya me darás las gracias.

Algunos rincones donde hemos comido, aunque te he preparado un ARTÍCULO COMPLETO DE DÓNDE COMER EN TÁNGER.

• Restaurante Hebdani: uno de nuestros favoritos. Un espacio muy bonito, atención estupenda y comida exquisita.
• Maison Grill Kasbah: un lugar apartado, pero calidad precio interesante. La parte de arriba tiene un salón muy bonito para comer.
• Restaurante Hadja Zahia: para daros un homenaje. Nosotros lo escogimos para nuestra última noche. El lugar es de cuento y la verdad, tampoco nos pareció tan caro.
• Le Saveur du Poisson: sin carta, sin pretensiones, pero con alma.
• Restaurant Hammadi: ideal para probar platos típicos en un salón de cuento.
• Ch’hiwat L’Couple: perfecto para una comida local, sabrosa y barata.
• El Morocco Club: si te apetece una noche especial, con música en directo y una cocina que fusiona lo marroquí y lo mediterráneo.
• Gran Café Central: parada en medio de la medina para tomar algo rápido mientras disfrutas desde la terraza de la locura del zoco. Aquí merecen la pena sus pizzas, de masa elaborada por ellos.

📱 Conexión en Tánger: mejor con una eSIM

Un detalle importante antes de aterrizar en Marruecos: en Tánger no tendrás conexión de datos con tu compañía española, a no ser que actives el roaming internacional… y ya sabemos lo que eso significa para el bolsillo.

Nosotros lo tenemos claro desde hace tiempo: viajamos siempre con una eSIM de HolaFly. En cuanto aterrizamos, el móvil se conecta automáticamente, sin tener que hacer colas ni buscar tiendas.
Y sinceramente, tener Google Maps activo todo el tiempo en Tánger es oro.

Te ayuda a orientarte en la medina (aunque a veces también perderse es parte del plan), a buscar un buen sitio para comer sobre la marcha, o a consultar datos prácticos del destino sin depender del WiFi del riad o del café.

Es de esas cosas que parecen un detalle, pero te hacen viajar con más tranquilidad.
Y cuando estás en un país nuevo, eso vale mucho.

🪄 ¿Dispones de más días en Tánger?

Pues atentos porque a continuación te dejo una serie de excursiones para poder conocer sus maravillosos alrededores:

Tour de Tánger al completo.

Acompañados de un guía especializado, te acompañará a descubrir todos los recovecos de la ciudad, a desmigar la historia que se oculta en cada calle, y finalizará con un rico menú degustación. Un plan redondo.

Puedes ver toda la información AQUÍ.

Excusión a Chefchaouen

Muy cerca de Tánger está esta visita imprescindible: la famosa ciudad azul enclavada en las montañas del Rif.

Puedes ver toda la información AQUÍ.

Excusión privada a Tetuán y Chefchaouen

Con esta excursión conocerás Tetuán con una visita exclusiva e incluye parada en Chefchaouen, un pueblo de postal.

Puedes ver toda la información AQUÍ.

Tour de 7 días por las ciudades imperiales de Marrachech

Si dispones de días, este viaje es todo un lujo y una explosión para los sentidos. La ruta te llevará por: Tánger, Tetuán, Cefchaouen, Volubilis, Mequinez, Fez, Montañas Atlas Medio, Marrakech, Casablanca y Rabat. Un sueño hecho viaje.

Puedes ver toda la información AQUÍ.

Sobre Marrakchech, tengo varios vídeos en youtube y artículos. Puedes leerlos en este enlace (es una de nuestras ciudades favoritas de ese continente).

🪄 Tánger es eso que no esperabas

Tánger no busca gustarte. No se vende. No se muestra perfecta. Pero si la miras con curiosidad, si la recorres con el corazón abierto, te da algo que no se olvida.

Es caos y calma. Historia y presente. Es una mezcla de lenguas, de colores, de ritmos. Una ciudad que no se entiende, se siente.

Y dos días pueden ser suficientes para enamorarte. O para querer volver.

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