Madrid es una ciudad que se vive con los cinco sentidos. Ya sea tu primera visita o la décima, siempre hay algo nuevo que descubrir. En esta guía te comparto 15 planes únicos sobre qué hacer en Madrid, basados en mi experiencia como viajera empedernida y amante de los rincones auténticos.

Madrid no se explica, se siente. Es una ciudad que late con fuerza a cualquier hora del día, que te abraza con su luz, sus plazas llenas de vida, sus cafés con historia y ese arte de vivir que solo entienden quienes la caminan sin prisa. En este artículo quiero llevarte de la mano por sus calles, contarte qué hacer en Madrid desde los ojos de alguien que la ha vivido intensamente y que no se cansa de redescubrirla una y otra vez.
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Y por la noche, esta ciudad no duerme. Se ilumina y es espectacular, así que si eres como yo, que te apasiona descubrir las ciudades en todo su esplendor, no te pierdas este TOUR NOCTURNO POR MADRID.
Prepárate para una guía diferente, entrañable, cercana. Porque Madrid no es solo una lista de monumentos: es una experiencia. ¿Me acompañas?
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- 1. Pasear por el Madrid de los Austrias
- 2. Atardecer en el Templo de Debod
- 3. Tapear en La Latina un domingo
- 4. Visitar el Museo del Prado sin agobios
- 5. Tomarte un chocolate con churros en San Ginés
- 6. Recorrer el Parque del Retiro como un madrileño
- 7. Subir a un rooftop con vistas increíbles
- 8. Ir de compras por Malasaña y Chueca
- 9. Descubrir Lavapiés: arte urbano, cultura y mestizaje
- 10. Vivir un musical en la Gran Vía
- 11. Brindar en una taberna castiza
- 12. Perderte en El Rastro un domingo por la mañana
- 13. Visitar el Palacio Real y sus jardines secretos
- 14. Ir a un tablao flamenco (auténtico, sin guiris)
- 15. Hacer una excursión a El Escorial o Alcalá de Henares
- 16. Bonus: Planes alternativos en Madrid
Índice de contenidos
- Pasear por el Madrid de los Austrias
- Atardecer en el Templo de Debod
- Tapear en La Latina un domingo
- Visitar el Museo del Prado sin agobios
- Tomarte un chocolate con churros en San Ginés
- Recorrer el Parque del Retiro como un madrileño
- Subir a un rooftop con vistas increíbles
- Ir de compras por Malasaña y Chueca
- Descubrir Lavapiés: arte urbano, cultura y mestizaje
- Vivir un musical en la Gran Vía
- Brindar en una taberna castiza
- Perderte en El Rastro un domingo por la mañana
- Visitar el Palacio Real y sus jardines secretos
- Ir a un tablao flamenco
- Hacer una excursión a El Escorial o Alcalá de Henares
1. Pasear por el Madrid de los Austrias
Si alguna vez has soñado con viajar en el tiempo, este es tu lugar. El Madrid de los Austrias es un barrio que parece sacado de una novela histórica: calles empedradas, plazas con encanto, faroles antiguos y una arquitectura que te susurra historias al oído.

Empieza la ruta en la Plaza Mayor. Cierra los ojos un segundo y escucha: los ecos de los antiguos mercados, los espectáculos callejeros, el bullicio de los cafés. ¿Ves esas terrazas? Son el lugar perfecto para pedirte una caña bien tirada con una tapa de jamón ibérico. Desde ahí, pasea por la calle Toledo, entra en la iglesia de San Isidro, y piérdete sin mapa por las callejuelas.
Haz una parada en la Plaza de la Villa y continúa hasta la Catedral de la Almudena. Si subes a su cúpula, tendrás una vista mágica del Palacio Real. Y si te quedas hasta el anochecer, verás cómo la piedra toma un tono dorado que hace que todo parezca aún más de cuento.
Consejito local: ve sin prisas. Este barrio se disfruta mejor sin rumbo fijo, dejándote llevar por la intuición y el sonido de una guitarra callejera.
2. Atardecer en el Templo de Debod
¿Un templo egipcio en pleno centro de Madrid? Sí, y además con una de las puestas de sol más bonitas que vas a ver en tu vida.
El Templo de Debod es un lugar muy especial, no solo por su historia (es un regalo de Egipto a España), sino por el ambiente que se crea a su alrededor. A última hora de la tarde, madrileños y viajeros se reúnen en este pequeño oasis verde, se sientan en el césped y miran al horizonte como si fuera un ritual compartido.

Llévate una manta o algo para sentarte, una bebida fresquita y una buena compañía. Verás cómo el sol se esconde detrás de la Casa de Campo, tiñendo el cielo de colores cálidos mientras el templo se refleja en el agua. Es un espectáculo silencioso, casi mágico.
Tip fotográfico: Llega unos 45 minutos antes del atardecer para coger buen sitio y hacer fotos con la mejor luz dorada.
3. Tapear en La Latina un domingo
Domingo en Madrid es sinónimo de vermú, tapas y risas. Y si hay un barrio donde esto se vive con pasión, es en La Latina.
Empieza el día dando un paseo por El Rastro, el mercadillo más famoso de la ciudad, que llena las calles de antigüedades, ropa vintage, vinilos, libros y toda clase de tesoros. Pero el verdadero tesoro llega después: el tapeo dominguero.
La Cava Baja es el corazón de este ritual. Bares uno al lado del otro, cada uno con su especialidad. Pídete una caña (sí, pequeña, bien fría y bien servida), acompáñala con una tapa de tortilla en Juana la Loca o unas croquetas caseras en Casa Lucas. Luego sigue por la Cava Alta, tómate un vermut de grifo en la Taberna Txakolina, y si aún te queda hueco, unas bravas en Las Bravas o un pincho moruno en El Almendro.
El ambiente en La Latina es alegre, ruidoso, castizo. Gente hablando alto, brindando, riendo. Es imposible no contagiarse.
Te dejo información sobre un FREE TOUR POR LAVAPIES Y LA LATINA.
Consejo sabroso: empieza temprano, sobre las 12 h, para evitar esperas. Y si vas con amigos, lo ideal es compartirlo todo. Así pruebas más cosas.
4. Visitar el Museo del Prado sin agobios
El Museo del Prado es un tesoro nacional y uno de los museos más importantes del mundo. Pero también puede ser abrumador si no se planea bien la visita. Por eso, aquí te dejo mis trucos de viajera empedernida para que disfrutes al máximo sin agotarte.
Primero: ve temprano, justo cuando abre. Las primeras horas son más tranquilas y puedes admirar obras maestras como Las Meninas de Velázquez o El jardín de las delicias de El Bosco sin aglomeraciones. Segundo: no intentes verlo todo. El Prado es inmenso, así que escoge una temática o época (por ejemplo, pintura española del Siglo de Oro) y céntrate en eso.

Y tercero: tómate un descanso en la cafetería, que es tranquila y agradable, y luego pasea por el Paseo del Prado, lleno de árboles centenarios, bancos con historia y artistas callejeros que le dan un aire muy madrileño a la zona.
¿Cuándo es gratis el Museo del Prado? De lunes a sábado de 18:00 a 20:00 h y domingos y festivos de 17:00 a 19:00 h. ¡Aprovecha! Te dejo no obstante la posibilidad de contratar esta visita guiada con tan solo un click. Si solo quieres las entradas, puedes adquirirlas directamente AQUÍ.
5. Tomarte un chocolate con churros en San Ginés
Si hay un rincón que sabe a infancia, a tradición y a puro Madrid, ese es la Chocolatería San Ginés. Abierta desde 1894, este templo del chocolate con churros se encuentra en un pasadizo entre la calle Arenal y la plaza de Ópera. Y sí, está siempre lleno, pero la espera vale la pena.
Imagina esto: es invierno, hace fresquito, y entras en este local con paredes llenas de fotos en blanco y negro, olor a masa frita y chocolate espeso que humea en tazas blancas. Sientes que el tiempo se detiene. Si vas en verano, no pasa nada: los churros no tienen estación, y una buena merienda siempre es bienvenida.
Además, está abierto las 24 horas. Así que es también el plan perfecto tras una noche de fiesta o una caminata romántica por el centro. Porque sí, en Madrid también se desayuna de madrugada.

¿Dónde probar los mejores churros en Madrid? San Ginés es el clásico, pero también tienes La Antigua Churrería o Los Artesanos 1902.
6. Recorrer el Parque del Retiro como un madrileño
El Retiro no es solo un parque: es el pulmón de Madrid y uno de sus espacios más queridos. Aquí se viene a correr, a leer, a tomar el sol, a hacer picnic, a pasear con el perro, a tocar la guitarra… Es un microcosmos de la vida madrileña.
Empieza tu ruta entrando por la Puerta de Alcalá, un icono que merece foto sí o sí. Luego camina hasta el estanque grande, donde puedes alquilar una barquita de remos (sí, aunque no tengas práctica, es divertido y hay muchas risas aseguradas). Visita el Palacio de Cristal, un espacio mágico que alberga exposiciones de arte contemporáneo y que refleja la luz como en un sueño.

No te vayas sin sentarte en la hierba o en un banco para observar. Porque eso también es viajar: mirar cómo pasa la vida. Y el Retiro está lleno de momentos que se quedan contigo para siempre.
¿Qué ver en el Parque del Retiro? El Palacio de Cristal, el Estanque, la Rosaleda, el Árbol del Ahorcado (sí, tiene historia) y la estatua del Ángel Caído.
7. Subir a un rooftop con vistas increíbles
Madrid desde las alturas es otra cosa. Ver sus tejados, sus cúpulas y cómo el sol se despide tiñendo la ciudad de rosa y naranja es un espectáculo gratuito y muy especial. Y lo mejor es que hay muchos rooftops para disfrutarlo con estilo.

Uno de mis favoritos es el de Círculo de Bellas Artes. No solo tiene una de las vistas más impresionantes de la Gran Vía y la Sierra al fondo, sino que también puedes tomarte algo en su bar. Otro que no falla es el rooftop de El Corte Inglés de Callao: más informal, con opciones de comida variada y panorámicas que quitan el hipo
Y si te apetece algo más tranquilo y chic, apunta el rooftop del hotel Riu Plaza España. Tiene una pasarela de cristal para valientes y un ambiente ideal al atardecer.
¿Cuál es el mejor rooftop de Madrid? Depende del plan, pero el Círculo de Bellas Artes nunca decepciona.
8. Ir de compras por Malasaña y Chueca
Si te gusta la moda con personalidad, el diseño local y los hallazgos inesperados, apunta este plan: una tarde de compras por Malasaña y Chueca.
Malasaña tiene alma bohemia, con un aire desenfadado que se refleja en sus tiendas. Aquí no hay grandes cadenas, sino pequeños negocios con propuestas originales: ropa vintage, decoración retro, arte urbano y libros de editoriales independientes. Piérdete por calles como la Corredera Alta de San Pablo, Espíritu Santo o Valverde y deja que las fachadas pintadas de colores te guíen.

A solo unos pasos está Chueca, moderna, diversa y vibrante. Aquí encontrarás boutiques de diseñadores emergentes, joyerías artesanas, cosmética natural y librerías especializadas. Es también un gran lugar para hacer una pausa en alguno de sus cafés con encanto o terrazas con buen ambiente.
AQUÍ TE DEJO UN FREE TOUR POR CHUECA Y MALASAÑA para que puedas exprimir al máximo esta zona.
Plan ideal: empieza en Tribunal, sigue hacia Malasaña y termina en Chueca. Y si quieres rematar el día con estilo, entra en el Mercado de San Antón para un picoteo con vistas desde su azotea.
9. Descubrir Lavapiés: arte urbano, cultura y mestizaje
Lavapiés no es un barrio, es un mundo. Aquí conviven sabores de medio planeta, acentos diferentes, arte alternativo y una energía vibrante que no se encuentra en ningún otro rincón de Madrid. Pasear por Lavapiés es dejarse sorprender.
Empieza por la calle Argumosa, con sus terrazas llenas de vida desde la mañana hasta la noche. Aquí puedes desayunar un café etíope, comer un curry bengalí y cenar unas tapas con vermú madrileño. La diversidad se saborea.

Pero Lavapiés también se ve. Es uno de los epicentros del arte urbano en Madrid, con murales y grafitis que llenan las fachadas de color y mensajes. El festival CALLE (Cada año en primavera) convierte el barrio en una galería de arte a cielo abierto.
No te pierdas el antiguo mercado reconvertido en centro cultural, el Mercado de San Fernando, donde puedes comprar libros al peso, tomar un vino natural o escuchar música en directo. Y si te apetece una experiencia cultural más profunda, acércate al Teatro Valle-Inclán o al Espacio Afro, con propuestas que rompen moldes.
Recomendación auténtica: siéntate en la plaza de Nelson Mandela una tarde cualquiera. Verás cómo el barrio se despliega ante tus ojos, sin necesidad de filtros.
10. Vivir un musical en la Gran Vía
La Gran Vía madrileña es nuestro pequeño Broadway. Con sus teatros centenarios, luces de neón y alfombras rojas, vivir un musical aquí es una experiencia que combina espectáculo, emoción y ese toque castizo que lo hace único.


La oferta es amplia y de calidad: desde grandes producciones internacionales como «El Rey León» o «Aladdín», hasta propuestas locales llenas de humor y talento. Los teatros Lope de Vega, Rialto o Coliseum se visten de gala cada noche para hacerte vibrar con historias que te harán reír, llorar o levantarte a aplaudir.

Antes del espectáculo, date una vuelta por la Gran Vía iluminada, entra en alguna tienda clásica como la librería La Central de Callao, o toma una copa en alguna de las coctelerías cercanas. Todo suma al ambiente mágico de la noche.
Sugerencia brillante: reserva con antelación si vas en fin de semana. Y si puedes, escoge butacas centradas en el patio de butacas: la acústica y la vista lo valen.
11. Brindar en una taberna castiza
Porque no hay nada más madrileño que una buena taberna con alma, barra de zinc, servilletas en el suelo y camareros con mucha chispa. En Madrid, las tabernas son una institución, un lugar donde se para el tiempo, se cuentan historias y se disfruta de lo sencillo.
¿Dónde ir? Tienes joyas como Bodega de la Ardosa (Malasaña), con su tortilla de patatas jugosa y su vermut de grifo; Casa Camacho (en Tribunal), donde el «yayo» (vermut con sifón y ginebra) corre como el agua; o Casa Alberto (en el Barrio de Las Letras), abierta desde 1827, con sabor a historia y rabo de toro delicioso.
Pide algo de picar, habla con los parroquianos, escucha las conversaciones ajenas (¡es imposible no hacerlo!) y deja que la ciudad te cuente sus secretos desde el otro lado de la barra.
Aquí te dejo información sobre un TOUR DE TAPAS Y VINOS POR MADRID.
Detalle con gracia: muchas tabernas aún sirven la tapa gratis con la bebida. Una tradición que hay que aplaudir (y aprovechar).
12. Perderte en El Rastro un domingo por la mañana
No hay domingo madrileño sin Rastro. Este mercadillo al aire libre es uno de los más grandes y antiguos de Europa, y recorrerlo es una experiencia en sí misma. Más que un lugar de compras, El Rastro es un ritual.
Empieza temprano, porque hacia el mediodía se llena hasta los topes. Baja por la calle Ribera de Curtidores y déjate llevar por el bullicio, los puestos de antigüedades, ropa vintage, discos, curiosidades y hasta cachivaches imposibles de describir. Aquí todo tiene una historia.


Pero El Rastro no acaba en los puestos: continúa en los bares y terrazas del barrio de La Latina. Las calles adyacentes como Mira el Río Baja, Tabernillas o la Plaza de Cascorro son perfectas para reponer fuerzas con una caña bien tirada y unas bravas o un pincho de tortilla.
Tip de local: Si quieres ver El Rastro más auténtico, acércate a la plaza del General Vara del Rey. Allí se reúnen los verdaderos buscadores de tesoros, entre cajas polvorientas y piezas únicas.
Y un consejo: lleva calzado cómodo y mantén los ojos bien abiertos. Nunca sabes qué joya puedes encontrar entre tanto caos encantador.
13. Visitar el Palacio Real y sus jardines secretos
Imponente, elegante y lleno de historia: el Palacio Real es una joya que no puedes perderte, incluso si ya lo has visto por fuera mil veces. Es el palacio real más grande de Europa Occidental, y pasear por sus salones es entrar en un mundo de terciopelo, espejos y mármol.
Haz la visita guiada si puedes, porque cada sala tiene sus secretos: desde la majestuosa Escalera Principal hasta la Sala del Trono o la armería, con armaduras que parecen sacadas de una película. Y no olvides mirar hacia arriba: los techos son una maravilla en sí mismos.
Puedes contratar la visita guiada a través de este enlace.

Pero lo mejor está fuera del palacio. Los jardines de Sabatini, al norte, son un remanso de paz con vistas perfectas para fotos al atardecer. Y los del Campo del Moro, más escondidos, te transportan a un cuento romántico con fuentes, pavos reales y senderos tranquilos.
Momento mágico: Si vas a última hora de la tarde, podrás ver cómo el sol se esconde tras el edificio, tiñendo de dorado las fachadas. Simplemente inolvidable.
14. Ir a un tablao flamenco (auténtico, sin guiris)
Madrid es un punto neurálgico del flamenco, aunque muchos piensen que hay que ir a Andalucía para sentirlo. Aquí, algunos tablaos conservan el alma de este arte profundo y visceral, donde se canta, se baila y se vive desde las entrañas.
Olvídate de los espectáculos turísticos y busca experiencias más auténticas. Tablaos como Casa Patas (aunque ahora convertido en centro cultural, sigue ofreciendo eventos), Cardamomo o Las Carboneras son espacios donde el duende aparece sin avisar.

Aquí te dejo información para contratar una experiencia en un tablao.
También tienes la opción del TABLAO LAS CARBONERAS.
O esta otra opción, en el TEATRO FLAMENCO.
Y si tienes suerte de coincidir con algún ciclo especial, como Suma Flamenca, tendrás acceso a conciertos de artistas consagrados en lugares únicos.
Consejo de madrileña: Elige una mesa cerca del escenario y no te distraigas con el móvil. El flamenco se escucha, se mira, se siente… y se respeta.
15. Hacer una excursión a El Escorial o Alcalá de Henares
Porque Madrid también se entiende saliendo un poquito de ella. Y a menos de una hora tienes escapadas que combinan historia, naturaleza y cultura sin necesidad de coche.
El Escorial, con su monasterio Patrimonio de la Humanidad, es una de esas visitas que impresionan. Rodeado de montañas, el conjunto monumental es una mezcla de palacio, basílica, biblioteca y panteón. Pasear por sus pasillos de piedra es como viajar varios siglos atrás. Y si te sobra tiempo, acércate al bosque de La Herrería o al mirador de Abantos.

Alcalá de Henares, cuna de Cervantes, te enamora con sus calles de soportales, su universidad histórica y ese aire literario que lo envuelve todo. Visita la Casa Natal de Cervantes, date un paseo por la Calle Mayor y no te vayas sin probar unas tapas en sus múltiples terrazas. Aquí te dejo información sobre una EXCURSIÓN A ALCALÁ DE HENARES.
Tip extra: ambas excursiones son accesibles en tren desde Madrid. Cómodo, económico y perfecto para un día redondo.
16. Bonus: Planes alternativos en Madrid
Tienes un día extra? Pues no te pierdas esta escapada de un día a Toledo y Segovia, donde podrás recorrer en una sola jornada la Ciudad de las Tres Culturas y la urbe que alberga el acueducto romano más famoso del mundo.
También puedes alquilar tu propio vehículo y visitar todos esos lugares. Aquí te dejo información para poder hacerlo.
Y ya que estás en España, qué tal si apareces en el aeropuerto y te vas a:
- RIAS BAIXAS: La Galicia más profunda y mágica
- ASTURIAS: mi tierra y de la que te puedes imaginar tengo un montón de recomendaciones que hacerte.
- SEVILLA: para poner un poco de alegría con su eterna luz dorada.
- MALLORCA: mucho más que playas hermosas.
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